"Cuando las barbas de tu vecino veas rapar pon las tuyas a remojar", "quién te ha visto y quién te ve", "no es oro todo lo que reluce", "donde las dan las toman", etc., etc. Así podríamos estar hasta pasado mañana, cuánta verdad guardan los refranes y los dichos antiguos, por mucho tiempo que pase siempre tendrán razón.
Después de una semana viviendo en la inopia de un sueño hecho realidad y que pasaba a formar parte de la historia del club y de nuestras vidas, llegó lo que tenía que llegar cuando menos tenía que llegar.
No he dejado de darle vueltas a la frase de la semana pasada: "A partir de ahora vamos a jugar todos los partidos como el del derbi" ¿?, he llegado a pensar que todo lo anterior al derbi era un montaje, una triquiñuela marketiniana, el tinglado perfecto que, a un tercio de liga, el equipo empezaría a dar la cara de verdad, a no desarbolarse, ni desquiciarse ante las adversidades, a comerse al rival, a remontar cualquier resultado, a meter dos o tres goles en la primera parte y luego dedicarse a verlas venir para rematar la faena.
Ya decía por facebook que lo del derbi pasado quedaba y que me interasaba ya el cortar la racha de los colchoneros, no me fiaba un pelo ni de los colchoneros, ni del colegiado y su cuadrilla y tampoco de este equipo que fuera de casa no es capaz de mantener el mínimo de concentración ante los rivales.
También hay que decir -y no quiero decir que esto influyera en el resultado- que la manera de pitar de los colegiados hacia el Sevilla FC no está siendo todo lo justa que debiera ser como lo es nuestra liga, la mejor del mundo, tampoco es normal que de repente Luna salga expulsado por levantarse para pedir explicaciones, esto es una cacicada, existe una legión de comandos engominados o no, que salen al terreno de juego con las tarjetas ya rotuladas con los nombres de nuestros jugadores, no es posible que haciendo menos faltas, salgamos de un partido con 3 expulsados, y los sancionados con amarillas siempre los mismos.
El penalti y la expulsión del gigante argentino condicionó muy mucho el devenir del partido, el nerviosismo y el cagatismo a la hora de cumplir el reglamento en las mismas condiciones para cada uno de los equipos se encargó de estropear un partido que, a priori, prometía la misma intensidad que aquella final de Copa del Rey frente al Atlético de Madrid y que ganamos gracias a la madera canterana.
Poco tuvo que esforzarse el rival ante un Sevilla FC al que se le evaporaron las ideas a raiz del gol materializado en el penalti, nuestro equipo se empezó a diluir en el terreno de juego y las impresiciones y la desgana se adueñaron del que nunca se rinde. El Atlético presionaba y trenzaba su juego a su ritmo, a falta de cinco minutos de la primera parte llegó el segundo gol y para colmo lo metimos nosotros, poco tiempo tuvieron los de Michel para recomponerse nuevamente, no habían pasado ni tres minutos cuando el Atlético volvía a encontrar puerta.
Con un 3-0 al descanso y la poca reacción de nuestro equipo me hizo recordar la goleada de la semana anterior, así que, esperando que Michel pudiera encontrar la casta y el coraje perdidos en el primer tiempo y que fuéramos capaces si no de remontar por lo menos empatar o acortar diferencias en el marcador y encontrara en los cambios la manera de contener el asedio rival. Como dice la Ley de Murphy: "lo que va mal puede ir a peor", pues eso, la segunda parte no resultó nada distinta a la primera. Yo no soy pesimista, soy realista, y ha falta de cinco minutos le dije a mi contertulio: "estamos para que nos hagan un cuarteto", y tanto, en el descuento llegó la puntilla.
No sé si tenemos que remodelar el Ramón Sánchez Pizjuán o hacer un "Nervión-Móvil" y llevarlo allá donde juguemos, para que de esta manera, si realmente es la afición la que le da la fuerza a este equipo, no le falte ese empuje necesario para afrontar todos y cada uno de los partidos restantes.
Como dije al principio, esto ya es cachondeo, el famoso manual del que muchos hablan en el campo que hay que leerse, no existe, es una leyenda urbana, en este caso deportiva, ya se vio también algo parecido en otro encuentro el sábado, y es que nuestra lucha por una liga justa, en la que no estamos haciendo presión alguna, es mi criterio, nos está machacando. Esos colegiados que en el clamor de un estadio, unos 40.000 aficionados cantando, gritando, sean capaces de reconocer la voz de un jugador del banquillo sevillista es para ponerle una medalla del tamaño de una alcantarilla, que el cuarto árbitro esté pendiente todo el partidito del banquillo sevillista, el linier mirando de soslayo al banquillo sevillista... Tantas miraditas dan que pensar oiga. Estén al juego que es a lo que tienen que estar, que después vienen las faltas a dos metros escasos de fulanito el del banderín y resulta que no ha visto nada, el cuarto árbitro menos todavía y al señor colegiado del encuentro le pilla lejos o le tapaban 40.000 espectadores.
Excesivo el cartucheteo vil contra este equipo que ayer ya tenía bastante con no poderse recomponer, por cada amarilla sevillista dos amonestaciones al rival, no creo que esto sea repartir justicia, entiendo que tuviera que ser casero, pero es que cuando pitan aquí versus Mateu Lahos... parece que pitaran desde casa del rival.
No me queda otra que despedirme con una frase que llevo grabada desde hace muchos años: Sevillista... toma tu cruz y sígueme.
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