Casi cuando han pasado cuarenta y ocho horas del último partido del Sevilla FC en casa de la temporada y en el que algunos veían nubarrones como los que durante la mañana del sábado dejaron caer esta bendita agua que nos hacía falta para aliviar las alergias y no precisamente las deportivas. Como digo, algunos vaticinaban una nueva derrota, que Negredo no fuera titular, el castigado injustamente Gary Medel y las dudas de lo que pudieran ofrecer algunos jugadores en un partido tan crucial hacían presagiar una despedida en Nervión amarga y triste.
Triste porque se nos marcha el gigante Malí, un caballero con buen trato en los pies y buen trato con todo lo que le rodea, aquel viejo y espigado jugador que fichó nuestro Sevilla FC y que, como tantos otros, dieron la campanada en Nervión, creo que desde Biri-Biri, pocos, por no decir ninguno, ha calado tanto en la afición sevillista, demostrando en todo momento respeto por todo y con todos.
Tomando unas cervecitas con los amigos antes de entrar al campo siempre doy un resultado, 5-0 o 5-1, yo quería la manita, no por venganza o por rabia, sino por esa manita con la que despedir a nuestro Freddy, lo mismo que no me gustó que Babá no saliera titular ante el eterno rival, sí me gustó que lo hiciera el sábado, en el resultado iban 3 goles de Babá, uno de Navas y otro de Kanouté, sin saber si jugaría lo suficiente como para meter un gol y si tendría posibilidades, pero la esperanza es lo último que se pierde y yo no me lo quería perder.
El partido no fue tan explosivo como me esperaba, creía que el Rayo en la posición en la que se encuentra saldría a por todas y a no dejar jugar al fútbol, no fue así y pudimos ver un partido sin muchos atascos, ya llevaba algunos partidos escuchando que para qué se había fichado a Babá, que no pillaba una, que no sabe dónde está o a lo que juega, qué cruz, me daban ganas de contestar pero... paso, el sábado pudimos un poquito de lo que este chaval que se parece tremendamente a Dabo y al que yo ya he bautizado como BABÁ DABO, tuvo sus ocasiones y metió dos, es rápido, sube a por el balón, presiona, yo qué sé, como coja confianza y le salga la casta y el coraje de Gary Medel vamos a ver muchos y bonitos goles.
Otro gol más de Juanito Cala (creo que es Defensa), mi amigo "Matito" de Lebrija y vecino suyo dejó de venir cuando se fue al Cartagena y eso que le juré que Cala acabaría en la primera plantilla, pero la impaciencia a veces puede más que la paciencia y se hizo socio del Jerez, va por ti "Matito", el año que viene o te cambias o te sacas otro carnet, quiero recalcar el detalle en que me suelo fijar en los partidos, esta vez puede ver tanto a Cala como a Deivid ordenando y dando instrucciones, buena cosa, que estos dos canteranos empiecen a tomar el mando e impongan orden en las filas va a ser decisivo para el año que viene. Otro al que le zurran la badana en la grada es a José Antonio Reyes, pues golito del señorito, gol que me perdí, porque algunas veces me he levantado y me voy al pasillo y marcamos, seguía queriendo la manita, como dice nuestro Presidente, los sueños se cumplen, salta al campo Frederick Oumar Kanouté y Nervión estalló coreando su nombre y una ovación tremenda, más grande hubiera sido de haberse llenado el campo pero...
Transcurrían los minutos y no paraba de repetirme "hay tiempo, hay tiempo", me dispuse a sacar la cámara para prepararme cuando el Sevilla FC coge al Rayo adelantado y el "amoto" de Los Palacios sale disparado hacia la meta de Cobeño, que no sabía si quedarse, si salir o acompañar a Navas hasta la portería, no sé si lo deja pasar o no, pero creo que otro hubiera cazado al palaciego, el Niño, que sin mirar siempre sabe dónde está Freddy y viceversa y tras superar a Cobeño le pasa ese último balón, la grada aguanta la respiración y empuja al malí para que lleve el esférico hasta el fondo de la red, el despiporre oiga, desde que Antonio Puerta le marcara su "puertiña" al Schalke abriendo las puertas de las mil y una noches futboleras y que nos han llevado en una nube durante todo este tiempo, no podía ser de otra manera, que el año de la transición, el año en que Frederick Kanouté anunciaba su despedida, le pusiera el broche final a todo lo vivido con un gol, espectacular o no, un sueño más hecho realidad.
No me gusta decir adiós, porque los "adioses" son para siempre, hasta pronto es mejor, deja las ganas y el deseo de volver a ver a este profeta de los buenos modales y grande espíritu dándose una vueltecita por esta su casa ya para siempre.
Como le comenté a nuestra Alma Sevillista Juan Ángel que si tenía que caer un rayo en Nervión fuera el Vallecano para que pudiera celebrar su cumpleaños, no cayó uno Juan, cayeron cinco, precisamente el cinco del cinco y que precisamente fuera Freddy el que marcara el quinto, coincidencias o no, ahí están los datos.
GRACIAS FRED,
GRACIAS OUMAR,
GRACIAS... KANOUTÉ
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