El tiempo inexorable pasa, y a cada paso, en unos se acrecentará la incertidumbre de si ganaremos esta noche al Osasuna o todo volverá a estar igual que la semana pasada.
El tiempo inexorable pasa, y a cada paso, en otros irá creciendo ese sentimiento que por diversas causas no expresamos abiertamente hacia los demás, alzar los brazos y extender nuestra bufanda al tercer anillo, esperando que nuestras voces y cánticos amedrenten a nuestro rival.
El tiempo inexorable pasa, y a cada paso, la marea sevillista se irá congregando en los aledaños del Ramón Sánchez Pizjuán con un solo pensamiento "ganar al Osasuna".
El tiempo inexorable pasa, y a cada paso, algunos le damos vueltas y vueltas al coco para escribir unas líneas, con la esperanza puesta en que otros sevillistas las lean y darles el ánimo suficiente para cambiar el polo negativo en polo positivo.
El tiempo inexorable pasa, y a cada paso, hacemos balance de lo vivido hasta ahora esta temporada, algunos con el consuelo de temporadas pasadas, casi diluidas en nuestra memoria y que nos llevaron por derroteros hoy casi impensables, otros queriendo que este carrusel de desdichas convertidas en derrotas pare de una vez, los más, creo yo, son conscientes de que la vorágine en la que nos vimos envueltos hace más de un lustro tenía que ir desapareciendo, pero poco a poco, con sus altibajos, pero solo altibajos.
El tiempo inexorable pasa, y a cada paso, algunos con su predisposición de siempre, negativa y respetable ante todo, volverán a convencerse a sí mismos, aunque se gane, que esto no funciona y que todo lo que está dentro hay que tirarlo y volverlo a llenar, esto puede resultar fácil pero nadie puede asegurar que con ello salgamos ganando. Otros, después de varias jornadas viendo cómo su estado anímico baja a niveles casi olvidados y tratando durante el resto de la semana recuperarlo para volver a animar a su equipo con la esperanza de que éste será el día en que todo vuelva a su cauce.
El tiempo inexorable pasa, y a cada paso, nos asfixia con su no retorno, no hay marcha atrás, nos hace sentir impotentes por no poder encontrar el remedio ni la forma de parar esto, pero hay que seguir, los que se fueron lo intentaron hasta el final, ese es nuestro rumbo, el de la afición, seguir intentándolo una y otra vez. No nos vale ni el oro, ni la plata, ni la cuna, ni el sofá. Ahora solo podemos enfundarnos nuestra camiseta, coger nuestra bufanda y marchar al Ramón Sánchez Pizjuán con una canción en la mente:
http://www.youtube.com/watch?v=vORLMJm0Tqk
Entre quiero y un te quiero
vamos remontando al cielo
y no quiero arrepentirme
de este amor.
Animar a mi Sevilla
es pa mí un privilegio
por que somos los
Guardianes de Nervión.
(Biris Norte).
¿VÁIS A DEJAR DE LUCHAR?
Hasta la victoria... siempre.
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